Onorio Mosso, tal su verdadero nombre, considerado como uno de los iniciadores de la plástica de Córdoba. Nació en Cambiano, Italia, el 14 de marzo de 1861 y falleció en Tucumán el 25 de julio de 1943. Estudió en la Academia Albertina de Turín, con los profesores Gamba Gastaldi y Casella. Establecido en Córdoba en 1899, ambiente propicio para seguir desarrollando su actividad, fundó en 1892 una escuela de arte donde se enseñaba pintura y dibujo, siendo allí iniciados Fray Guillermo Butler, Deodoro Roca, Pedro Centanaro, Miguel Angel Alvarez y Octavio Pinto. Se dedicó especialmente a obras de carácter religioso entre ellas los lienzos pintados en la Catedral de Córdoba: La comunión de San Jerónimo, Oración en el Huerto, Jesús del Huerto y La transfiguración de Rafael. Decoró la basílica de Santo Domingo con frescos. Notable retratista, realizó obras de importantes clérigos y de los antiguos fundadores de órdenes religiosas de Córdoba. Cultivó el paisaje siendo de gran calidad su Paisaje de Cruz Chica y la Vista general de Córdoba. En 1911 se estableció en Tucumán contratado para dirigir la sección Pintura de la flamante Academia Provincial de Bellas Artes y docente en el Colegio Nacional y luego en la Universidad Nacional de Tucumán. Junto a Manuel Cardeñosa y Herminio Malvino expuso en el Ateneo en 1898 y concurrió al Salón Nacional en 1912. En 1944 se organizó una exposición post mortem en la Galería Dipiel Goré de Tucumán. “Junto a su memorable tarea docente, manejaba con igual destreza el óleo, el pastel o la acuarela. Temáticamente encaró tanto el retrato como el paisaje y aún la escena de costumbres, dejando testimonio de su capacidad y oficio en una vasta obra. Retratista de notable agudeza para captar fisonomías, los rostros de sus modelos expresan algo más que el simple parecido”. (Carlos Paolasso).