Nació en la finca La Rosa de Cafayate el 14 de agosto de 1938 y falleció en Cafayate el 28 de agosto de 2010. Su vida artística se inició a sus 16 años de edad, dado que los comerciantes le pedían que pintara motivos en los frentes de sus negocios y pintaba murales por encargo de la Municipalidad. Comenzó pintando con esmalte sintético común y mucho más tarde accedió al óleo. Sus esculturas en barro arcilloso cafayateño revelan la suma de la génesis diaguita de la cual provenía, los óleos que produjo escalaban las improntas heredadas de la milenaria cultura estampada en las areniscas rojizas y en los esquistos de las sierras circundantes al poblado donde nació. Se educó y vivió su vida, surcado por los ríos Chuscha y Lorohuasi, al pie de las Sierras del Cajón del Valle Calchaquí. El mínimo cambio de luz, de aire, lo conmovía. Le interesaban los insectos, los pájaros, los colores y las formas de las cosas, los troncos retorcidos, las flores, las plantas, las piedras, el agua, las personas, sus oficios, le interesaban la vida, la muerte. Como explicó sobre una de sus pinturas donde se observa un primer círculo con huesos de dinosaurios y cráneos humanos, un segundo círculo lleno de cuerpos vivos entrelazados, y en el centro un círculo oscuro donde brillan estrellas y planetas. Esta es la tierra, la pachamama, llena de muerte, de vida, como un ojo mirando al espacio. Su curiosidad encendida iba desde la observación de los astros hasta la arqueología, pasando por la historia, la historia del arte y las religiones. Tiene apuntes preciosos hechos a lápiz negro, de copleras, jinetes y bailarines que tomaba en ocasiones. Su obra, de una enorme trascendencia, por su complejidad, su profundidad, su variedad y el cuidado que le dio al conservarla ordenada en su casa, es parte del patrimonio de Cafayate, del Valle, y de Salta. (Josefina Cárcano).